Diseño colaborativo de servicios públicos #INAPGobiernoAbierto

La idea que voy a compartir es una posible iniciativa del Ayuntamiento de Madrid como parte de su Estrategia de Transformación Digital de la Ciudad. Una estrategia que, tal y como se recoge en el Plan Operativo de Gobierno, en el que se desarrollan los Acuerdos de Gobierno 2019 – 2023, es uno de los tres ejes principales para hacer realidad el compromiso de racionalización y modernización de Madrid por el que ha apostado el gobierno municipal.

La experiencia de la pandemia COVID-19 puso de manifiesto la necesidad de avanzar en la digitalización, tanto de la propia administración como de la sociedad en su conjunto, y mejorar los servicios ofrecidos a la ciudadanía.

Para ello, el pasado verano, la Junta de Gobierno de la Ciudad de Madrid, aprobó un Plan de Choque de Racionalización y Simplificación de Procedimientos y de Impulso de la Administración Digital que contempla una serie de proyectos o iniciativas, que incardinadas dentro de la Estrategia de Transformación Digital, persiguen, entre otros objetivos, incrementar el uso de la administración digital, facilitar a los ciudadanos y empresas las gestiones administrativas, impulsar la implantación de tecnologías emergentes para la mejora de los servicios públicos y potenciar la capacitación de los empleados del Ayuntamiento en la tramitación electrónica.

Sin embargo, el desarrollo tecnológico sin valores y sin las cautelas necesarias para garantizar el respeto de los derechos y libertades de las personas que son inherentes a su dignidad humana, lejos de propiciar el progreso, el avance y la innovación, resulta contraproducente y se vuelve contra el ser humano. En un nuevo ecosistema digital, si bien los principios generales de la ética siguen estando vigentes, las nuevas circunstancias y formas de relacionarnos piden una adaptación.

En el marco de esta Transformación Digital, sería deseable el desarrollo de un catálogo de principios digitales que gobiernen, desde la ética y el respeto a los derechos fundamentales, esta nueva realidad social, absolutamente imparable y dirigida en clave tecnológica, en la que todas las partes afectadas tienen, o deberían tener, voz y voto en lo que respecta al diseño de los principios rectores de un mundo digital, en continua evolución y cada vez más tecnificado, en el que van a estar obligadas a vivir.


Los ciudadanos, por su parte, deberían poder decidir aquellos valores y garantías que esperan y a los que conceden más peso cuando se relacionan electrónicamente con la Administración que les da servicio, siendo la transparencia, el respeto a su privacidad y el fomento de su participación en la búsqueda de respuesta a sus demandas y en el diseño de políticas públicas, elementos primordiales en la construcción de un ecosistema de confianza.

Los empleados públicos deberían contribuir con su conocimiento y experiencia práctica en el diseño de unos servicios “ethic by design, para identificar aquellos trámites o actuaciones en los que han podido identificar, en algún momento, falta de transparencia, obstáculos en la plena garantía de la igualdad y la no discriminación o la dificultad de accesibilidad para determinados colectivos vulnerables necesitados de especial protección, de modo que, desde las primeras fases, sea posible incorporar los correctivos que salven los obstáculos identificados.

Por último, las empresas y proveedores que colaboren con la Administración en este camino de transformación pueden poder aportar un know how plenamente consolidado gracias a un bagaje previo adquirido durante el desarrollo y puesta en marcha de proyectos similares en diferentes sectores económicos. Desde esta posición, su participación es fundamental en la identificación y elección de las soluciones y herramientas tecnológicas óptimas y las metodologías de desarrollo más adecuadas para que elementos clave, como la protección de datos desde el diseño y por defecto, la calidad y la integridad de la información para que las decisiones tomadas sean confiables, la disponibilidad de los sistemas para garantizar la prestación de los servicios, la incorporación de puntos de control con supervisión humana en las soluciones de toma de decisiones automatizadas o la gobernanza integral como parte de la responsabilidad proactiva, no sean pasados por alto.

De este modo, tal y como se ha expuesto en este último módulo, será posible esa aportación multidisciplinar de valor inherente a la inteligencia colectiva y en la que cada actor participante, en este potencial proyecto de elaboración de un catálogo de principios digitales para una prestación de servicios electrónicos confiable, aporte toda su capacidad, ingenio, conocimiento y experiencia para contribuir al desarrollo de una nueva iniciativa que podría quedar marcada por el talento que es capaz de emanar cuando pensamos y trabajamos en Comunidad.    

 

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